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Nuestro compañero Vicente Suay se ha atrevido a hacer una crónica de su experiencia en la Mamova de este pasado domingo. Ahí va:

Mi experiencia en el Mamova se resume en una serie de imágenes que no dejan de golpearme la cabeza, todas ellas cinematográficas: 
La primera, la llegada a la aldea de La Pobleta cual Bienvenido Mr. Marshall: impagable.

La segunda, el ascenso a la primera cima allá por los 1.500 metros de altura, a través de la montaña, sin vegetación, con la Sierra de Javalambre al fondo y un aire helado del carajo. Aquello se asemejaba a una escena de película bélica, con el batallón intentando tomar la colina más alta…a mí me hizo sentirme un poco como en una foto de Robert Capa durante la guerra civil.

La tercera, el descenso desde el segundo pico hacia la meta, pero al revés -ojo, en contra dirección- en pleno abandono. Bromeando con los que iban para arriba y a solas durante cuatro kilómetros por sendas y pistas sin un alma, con la mochila a cuestas. Me sentí un poco Labordeta, pero sin bigote. Lo mejor: llegar a Andilla, escuchar el “Ticket to ride” de los Beatles de una pandilla cocinando una paellita al solete con unas cervecitas. Qué envidia, pensé, y yo ¡¡¡sin agua!!! Para colmo, me perdí un ratillo, pero sólo un ratillo. A la izquierda Vicent, siempre a la izquierda!

La cuarta y última, y de lejos la mejor por lo emocionante, la llegada del camarada Jordi a meta. El tío, con lo fastidiado que ya iba cuando lo abandoné, apareció majestuoso en aquellas callejuelas de un poblado blanco, bajo el sol, trotando como un auténtico campeón… una hazaña de megacrack!!! La llegada del héroe griego llegando a casa después de batallar contra todos y contra sí mismo.

Jordi, eres muy grande. ¡¡¡Enhorabuena!!!

Vicente Suay

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